La llegada anticipada e intensa de la época invernal a la Costa de Ecuador ha desnudado las debilidades crónicas en la infraestructura urbana de la conurbación de Guayaquil, Durán y Samborondón. Las fuertes y persistentes lluvias registradas en las últimas horas han provocado un caos vehicular mayúsculo y han dejado a la vista el colapso de los sistemas de drenaje en puntos neurálgicos, transformando calles y avenidas en ríos temporales.
El principal afectado ha sido el tránsito. En Guayaquil, arterias viales claves como la Av. de las Américas, el sector de la Av. Francisco de Orellana y varios pasos a desnivel se inundaron rápidamente, paralizando la circulación en horas pico y obligando a los conductores a realizar maniobras peligrosas. La situación es un reflejo del déficit en la inversión y el mantenimiento de los sistemas de alcantarillado pluvial de la ciudad, los cuales no han sido ampliados ni adecuados para soportar la intensidad de las precipitaciones actuales, que superan la capacidad de absorción diseñada.
La situación es igual de crítica, si no peor, en los municipios aledaños. En Durán, una de las ciudades con mayor crecimiento poblacional y problemas de planificación, las inundaciones han afectado a barrios enteros, obligando a los moradores a lidiar con el ingreso de agua a sus viviendas. En Samborondón, aunque con una infraestructura más reciente en sus zonas de mayor desarrollo, el caudal desbordado del río Babahoyo ha generado alertas en las urbanizaciones más bajas. Este fenómeno pone en evidencia que la gestión de riesgos y la planificación urbana en la región metropolitana no han sido adecuadas para enfrentar los efectos cada vez más erráticos y potentes del cambio climático.
La Secretaría de Gestión de Riesgos (SGR) ha emitido una alerta a la ciudadanía, advirtiendo sobre el potencial incremento de incidentes viales debido a la visibilidad reducida y al riesgo de deslizamientos de tierra en las zonas altas y periurbanas de Guayaquil, donde la saturación de los suelos puede provocar movimientos de masa. La preocupación es doble: la afectación a la infraestructura y el riesgo para la vida humana en los sectores más vulnerables.
Las autoridades municipales han movilizado equipos de emergencia para el desfogue de aguas y la limpieza de sumideros, muchos de los cuales se encuentran obstruidos por la basura y los escombros. Sin embargo, los expertos en ingeniería civil y ambiente sostienen que las soluciones implementadas son meramente paliativas. La verdadera solución requiere una inversión a largo plazo en grandes obras de infraestructura pluvial, la construcción de tanques de retención y una planificación urbana que respete las cuencas y drenajes naturales.
La ciudadanía, mientras tanto, exige responsabilidades y soluciones concretas. El caos de la época invernal se ha vuelto un evento anual predecible, pero sus consecuencias son cada vez más graves. La coyuntura actual exige que los alcaldes de Guayaquil, Durán y Samborondón coordinen esfuerzos y recursos, reconociendo que la gestión de riesgos en una conurbación de esta magnitud es una tarea mancomunada y vital para garantizar la movilidad y la seguridad de sus habitantes durante el temporal.