El proceso de selección para integrar la nueva Comisión Ciudadana de la Fiscalía General del Estado se ha convertido, una vez más, en el centro de la controversia política y jurídica de Ecuador. Este concurso, gestionado por el Consejo de Participación Ciudadana y Control Social (CPCCS), tiene la misión crucial de renovar una institución vital para la lucha contra la corrupción y el crimen organizado. Sin embargo, la reciente decisión de la comisión ad hoc de iniciar la recalificación de las notas de varios postulantes ha generado un nuevo torbellino de críticas y sospechas sobre la integridad del proceso.
La polémica se centra en la etapa de méritos y oposición. Tras la publicación de los resultados preliminares, varios aspirantes presentaron recursos de revisión, argumentando errores de cálculo o una valoración incorrecta de sus credenciales académicas y profesionales. La comisión, en respuesta, ha accedido a la recalificación, un proceso que, aunque legal, ha sido históricamente susceptible de manipulación en otros concursos de selección de altas autoridades en el país.
Organizaciones de la sociedad civil y veedores ciudadanos han levantado la voz de alerta, exigiendo que esta recalificación se lleve a cabo bajo los más estrictos estándares de transparencia y publicidad. Argumentan que cualquier alteración significativa en los puntajes podría influir directamente en la conformación final de la Comisión, lo que a su vez afectaría la calidad y la independencia del trabajo de la Fiscalía. La preocupación radica en la posibilidad de que intereses políticos o facciones criminales busquen colocar a personas afines en posiciones clave para entorpecer investigaciones de alto perfil.
El CPCCS, por su parte, ha defendido la legalidad del proceso de revisión, asegurando que se trata de una etapa garantizada por el reglamento y destinada a corregir posibles errores humanos o administrativos. No obstante, la historia reciente de los concursos públicos en Ecuador está plagada de acusaciones de favorecimiento, lo que obliga a la ciudadanía a mantener una vigilancia constante sobre cada paso dado por el organismo.
La importancia de este concurso radica en la naturaleza de las funciones de la Fiscalía. En un momento en que el país enfrenta una crisis de seguridad sin precedentes y una avalancha de casos de corrupción (como el caso Metástasis o Purga), la solidez ética y la capacidad técnica de los miembros de la Comisión Ciudadana son fundamentales para garantizar una justicia independiente y eficaz. La selección debe estar basada en la meritocracia y en la trayectoria profesional intachable de los postulantes.
Si la recalificación resultara en un cambio drástico en la lista de elegibles, el CPCCS se vería obligado a ofrecer explicaciones detalladas y a documentar con precisión la justificación de cada cambio. La sombra de la injerencia política y la sospecha de irregularidades seguirán planeando sobre el proceso hasta que no haya una resolución clara y una rendición de cuentas total. El futuro de la lucha contra la impunidad en Ecuador depende, en gran medida, de que este concurso de selección se concrete con la más absoluta transparencia y respeto por el principio de mérito.