Olvídate de los polígrafos y de analizar nerviosos tics oculares. Un antiguo agente de la inteligencia estadounidense ha revelado un método sorprendentemente simple, basado en la psicología del comportamiento, para detectar engaños en cualquier conversación cotidiana. Y todo se reduce a una sola pregunta.
Todos hemos estado ahí: esa sensación punzante en el estómago que nos dice que la persona frente a nosotros no está siendo del todo honesta. Ya sea un amigo que cancela planes con una excusa sospechosa, una pareja que evita un tema delicado o un compañero de trabajo que niega un error, la mentira es una parte desafortunada de la interacción humana. Durante décadas, hemos creído que detectar una mentira requería entrenamiento avanzado en lenguaje corporal o máquinas costosas. Sin embargo, la solución podría ser mucho más sencilla y verbal.
Un método que ha ganado tracción recientemente en plataformas como TikTok, y que tiene sus raíces en técnicas de interrogatorio utilizadas por ex agentes de la CIA y el FBI, propone una herramienta "casi mágica" para desenmascarar a un mentiroso sin necesidad de confrontarlo agresivamente. Los expertos la llaman la "pregunta de control" o, en términos más coloquiales, la "técnica de la presunción".
La psicología detrás del engaño
Para entender por qué funciona este truco, primero debemos comprender qué pasa en el cerebro de un mentiroso. Mantener una mentira requiere un esfuerzo cognitivo enorme. El cerebro debe recordar la verdad, construir la versión falsa, asegurarse de que sea coherente y, al mismo tiempo, monitorear las reacciones del interlocutor para ver si "compra" la historia.
Cuando una persona está diciendo la verdad, su cerebro está relajado; simplemente relata hechos almacenados en la memoria. Pero cuando miente, está en un estado de alerta máxima. Es en este estado de tensión donde la "técnica de la presunción" actúa como una llave maestra.
La pregunta clave: Cómo aplicarla
El truco no consiste en acusar directamente con un "¿Me estás mintiendo?", lo cual solo pone a la persona a la defensiva. La técnica se basa en hacer una pregunta que presume que la persona tiene la información que buscamos, pero planteada de una manera no amenazante y empática.
La estructura básica de la pregunta es: "¿Hay alguna razón por la cual... [insertar el hecho sospechoso]?"
Por ejemplo, si sospechas que tu pareja revisó tu teléfono sin permiso, en lugar de acusar: "¡Sé que revisaste mi celular!", la pregunta correcta sería: "¿Hay alguna razón por la cual mi teléfono estaba desbloqueado sobre la mesa cuando regresé?"
O en un entorno laboral, si crees que un colega tomó crédito por tu idea: "¿Hay alguna razón por la que mi nombre no aparecía en el informe final que enviaste al jefe?"
¿Por qué funciona?
Esta fórmula es devastadora para un mentiroso por dos razones principales:
- Ofrece una salida "digna": La frase "¿Hay alguna razón...?" no es una acusación directa. Le da al interlocutor la oportunidad de explicar un malentendido si es inocente.
- Sobrecarga cognitiva: Para el mentiroso, esta pregunta es una trampa. Su cerebro, ya estresado por mantener la mentira inicial, ahora debe decidir rápidamente si sigue negando (lo que parece menos creíble ante una pregunta tan específica) o si aprovecha la "salida" que le acabas de dar para confesar parcialmente o inventar una excusa menos grave.
Los ex agentes de inteligencia señalan que la reacción inmediata es la clave. Una persona honesta suele responder rápido y con naturalidad, a menudo con un simple "No, no sé por qué pasó eso" o dando una explicación lógica al instante. Un mentiroso, en cambio, vacilará. Esa pausa de uno o dos segundos mientras su cerebro busca desesperadamente una nueva coartada es la señal que lo delata. A menudo, responderán con otra pregunta para ganar tiempo ("¿De qué estás hablando?") o se pondrán excesivamente a la defensiva sin razón aparente.
Aunque no es infalible al 100%, esta técnica se ha convertido en una herramienta viral porque empodera a las personas comunes con un recurso táctico que antes parecía reservado solo para espías de película. La próxima vez que dudes de alguien, recuerda: no acuses, solo pregunta por la razón.