Quito, 9 de agosto del 2025.
Crece la tensión entre Colombia y Perú por la isla Santa Rosa
La diplomacia entre Colombia y Perú atraviesa un momento de tensión luego de que el presidente colombiano, Gustavo Petro, acusara a Lima de “copar territorio de Colombia” en plena Amazonía. El señalamiento se refiere a la isla Santa Rosa, ubicada en el río Amazonas, muy cerca de la triple frontera con Brasil, y cuya soberanía no ha sido definida de manera definitiva por ambos países.
Un territorio surgido de la naturaleza
La isla Santa Rosa no figura en los tratados fronterizos firmados entre Colombia y Perú en 1922 (Tratado Salomón-Lozano) y ratificados por el Protocolo de Río de Janeiro en 1934. Esto se debe a que el territorio emergió décadas después, en los años 70, como resultado de procesos naturales de sedimentación fluvial. Según Colombia, ese origen posterior implica que su posesión debe decidirse en el marco de un acuerdo bilateral, como lo establecen las normas internacionales y el propio protocolo de 1934.
Decisión legislativa peruana y reacción de Petro
En julio de 2025, el Congreso peruano aprobó la creación de un nuevo distrito cuya capital estaría en la isla Santa Rosa. Para el gobierno colombiano, este acto representa una decisión unilateral que viola el espíritu del Protocolo de Río de Janeiro, que obliga a ambos países a definir conjuntamente el destino de cualquier nueva formación territorial en la frontera. Petro calificó la medida como una “ocupación” y advirtió sobre el impacto que tendría en el acceso de Colombia al río Amazonas.
La posición de Lima
El gobierno de Perú rechaza tajantemente las acusaciones. La Cancillería afirma que Santa Rosa forma parte de la isla Chinería, reconocida como territorio peruano en el Tratado de 1922. Para respaldar su postura, se ha reforzado la presencia militar en el área y se han enviado unidades para asegurar el control administrativo. Desde Japón, la presidenta Dina Boluarte subrayó que “la soberanía no está en disputa ni es un tema pendiente de tratar”, dejando claro que Lima considera cerrado el debate.
Implicaciones estratégicas y ambientales
El acceso colombiano al Amazonas es vital para la economía y el comercio de Leticia, la capital del departamento del Amazonas. Sin embargo, estudios recientes muestran que la sedimentación y el desplazamiento del cauce han reducido drásticamente el flujo navegable hacia el puerto. En 1993, Colombia controlaba alrededor del 30 % del caudal principal; en 2025, esa cifra ha caído al 19,5 %. Expertos advierten que, sin una intervención conjunta de Colombia, Perú y Brasil, Leticia podría quedar aislada de las rutas fluviales internacionales antes de 2035.
Este deterioro no solo compromete la actividad comercial, sino que amenaza la conectividad de comunidades ribereñas, la seguridad alimentaria y los esfuerzos de conservación de ecosistemas amazónicos. Petro ha insistido en que el problema no es únicamente fronterizo, sino también ambiental, y que requiere soluciones de cooperación transfronteriza.
Ruta hacia el diálogo
Pese a la tensión, el presidente colombiano descarta una escalada militar. Ha propuesto activar de inmediato la Comisión Mixta Permanente de Inspección de la Frontera (Comperif) para abordar el conflicto. Una reunión entre ambas delegaciones está prevista para mediados de septiembre en Lima, con la expectativa de abrir un canal diplomático que evite que la disputa escale y, al mismo tiempo, aborde el problema de la sedimentación que afecta a la región.
El desenlace de esta controversia será clave para definir no solo la soberanía de un territorio emergido por causas naturales, sino también el futuro del acceso colombiano al río más caudaloso del mundo.
Si quieres, puedo prepararte tres titulares alternativos y un bloque de palabras clave para optimizar esta noticia en medios y redes sociales. Eso le daría mayor impacto y alcance.