San Carlos, cantón El Chaco (Napo), 12 de agosto de 2025 — El fenómeno de
erosión regresiva que afecta al sistema del río Coca continúa dejando impactos graves en la Amazonía ecuatoriana. En la tarde del 11 de agosto, el puente sobre el río Loco —afluente del río Coca— colapsó por completo, según confirmó el servicio de emergencias ECU 911. El incidente ocurrió en el sector San Carlos, en el cantón El Chaco, y dejó a la comunidad sin una vía clave de comunicación.
Imágenes difundidas por ECU 911 muestran cómo la estructura metálica del puente cedía abruptamente, mientras la fuerza del agua y los sedimentos socavaban su base. Todo quedó destruido en cuestión de segundos, reflejando el avance implacable de la erosión regresiva. Las autoridades informaron que maquinaria del
Ministerio de Transporte y Obras Públicas (MTOP) ya se encuentra en camino para habilitar una
vía alterna, aunque hasta el cierre de esta nota no se brindaron detalles sobre su ubicación o plazos de apertura.
Un fenómeno que no retrocede
Desde julio de 2025, intensas lluvias en la Sierra norte y la Amazonía han
reactivado con fuerza la erosión regresiva del río Coca, provocando daños en distintas infraestructuras, entre ellas vías, puentes y oleoductos como el
SOTE y el
OCP. Estas afectaciones ya motivaron la suspensión del bombeo de crudo por parte de los operadores privados.
La Secretaría de Gestión de Riesgos señala que este proceso empezó en
febrero de 2020 tras el colapso de la célebre
cascada de San Rafael, y desde entonces ha provocado socavones profundos tanto en el río Coca como en sus afluentes, incluyendo el río Loco. El riesgo se extiende hasta afectar la
hidroeléctrica Coca Codo Sinclair, cuya captación está cada vez más cerca del frente erosivo.
El impacto en el complejo energético nacional
La erosión no solo amenaza la conectividad vial: también pone en peligro la operación de la
mayor hidroeléctrica del país, Coca Codo Sinclair, que aporta entre el
25 y el 30 % de la generación eléctrica nacional. Hasta principios de julio, el frente erosivo se mantenía a
4,7 km de la captación de la central, una distancia que ha preocupado a técnicos y autoridades.
Aunque CELEC EP ha instalado medidas de contención —como pantallas de pilotes de acero y concreto, y la construcción de un dique— estas infraestructuras se han visto superadas por la velocidad de avance del socavamiento. De hecho, algunos expertos aseguran que, de no implementarse soluciones efectivas, la central podría quedar fuera de operación en los próximos años.
Consecuencias humanas y ambientales
El cierre de la vía Quito–Lago Agrio y la interrupción del puente sobre el río Loco han dejado aisladas comunidades rurales como San Carlos. Esta situación agrava el aislamiento de áreas ya golpeadas por el fenómeno, y limita el acceso a servicios esenciales y la evacuación en caso de nuevas emergencias. Además, ponen en evidencia la fragilidad de dichas infraestructuras frente a fuerzas naturales intensificadas por factores humanos y climáticos.
El colapso del puente sobre el río Loco es una manifestación tangible de cómo la erosión regresiva continúa avanzando con fuerza en la Amazonía ecuatoriana. Lo que comenzó con el colapso de la cascada de San Rafael en 2020, hoy amenaza no solo rutas de transporte y oleoductos, sino también la estabilidad de la hidroeléctrica que ilumina al país. La situación requiere una respuesta técnica urgente, planificación interinstitucional y alternativas de infraestructura resiliente para evitar un desastre mayor.