El concepto del coche volador, un pilar de la ciencia ficción durante casi un siglo, ha dejado oficialmente el reino de la fantasía para entrar en la realidad de la producción industrial. Mientras docenas de startups compiten por dominar los cielos urbanos, dos compañías están capturando la imaginación del público con enfoques drásticamente diferentes pero igualmente revolucionarios: Xpeng AeroHT, que inicia la producción en masa de su sistema modular, y Jetson, que ofrece la experiencia del vuelo personal "ultraligero" sin necesidad de una licencia de piloto.
La noticia más impactante en términos de escala proviene de China. Xpeng AeroHT, la división de aviación del fabricante de vehículos eléctricos Xpeng, ha confirmado el inicio de la producción en masa de su "Land Carrier" (Transportador Terrestre). Este anuncio es un hito monumental, no solo para la compañía, sino para toda la industria de la Movilidad Aérea Urbana (UAM). Lo que distingue al "Land Carrier" es su ingenioso diseño modular. No se trata de un coche que despliega alas, sino de un sistema integrado de dos vehículos: un vehículo terrestre eléctrico de seis ruedas, robusto y con capacidades todoterreno, que sirve como base de operaciones y transporte; y un módulo aéreo independiente, un eVTOL (aeronave eléctrica de despegue y aterrizaje vertical) biplaza, que se desacopla para realizar vuelos.
Este enfoque modular resuelve varios de los problemas de ingeniería más complejos. Al separar las funciones de conducción y vuelo, cada vehículo está optimizado para su propósito sin los compromisos de peso y aerodinámica que plagan a los diseños "todo en uno". La camioneta terrestre no solo transporta el módulo de vuelo, sino que también sirve como su estación de carga, asegurando que el eVTOL esté siempre listo. Xpeng ha informado que su nueva fábrica en Guangzhou está diseñada para una capacidad de producción de 10,000 unidades anuales y que ya cuentan con miles de pedidos anticipados. Con un plan de iniciar las primeras entregas a clientes en 2026, Xpeng no está vendiendo un prototipo; está iniciando una nueva categoría de transporte personal.
En el otro extremo del espectro, encontramos al Jetson ONE, un vehículo que se enfoca en la pura experiencia del vuelo personal. La noticia que ha generado un revuelo masivo en torno al Jetson ONE es su clasificación regulatoria. La compañía sueca ha diseñado meticulosamente su aeronave para cumplir con la Parte 103 de la Administración Federal de Aviación (FAA) de EE. UU., que rige a los "vehículos ultraligeros".
¿Qué significa esto? Según las regulaciones de la FAA, si un vehículo motorizado pesa menos de 115 kilogramos (254 libras), tiene una capacidad de combustible limitada, una velocidad máxima de 102 km/h (55 nudos) y transporta a un solo ocupante, no se considera una "aeronave" en el sentido legal tradicional. Por lo tanto, su operador no necesita una licencia de piloto, registro de la aeronave o certificación médica. El Jetson ONE, con su estructura de aluminio y fibra de carbono y su peso de 86 kg, encaja perfectamente.
Este detalle es el verdadero cambio de juego. Elimina la barrera de entrada más grande para el vuelo personal: los meses de entrenamiento y miles de dólares requeridos para una licencia de piloto privado. El Jetson ONE es, en esencia, un "jet ski para el cielo", una máquina recreativa diseñada para vuelos cortos (actualmente limitados a unos 20 minutos por la batería) en áreas no congestionadas. A pesar de su precio de 92,000 dólares, la demanda ha sido astronómica; la compañía informa que su producción está completamente agotada hasta bien entrado 2027.
Aunque ambos vehículos son "coches voladores", sus misiones son diferentes. El Xpeng "Land Carrier" es una solución de transporte multimodal, diseñada para llevar a las personas de un punto A a un punto B, superando obstáculos terrestres o el tráfico. El Jetson ONE es una máquina de experiencia, diseñada para la libertad y la recreación. Sin embargo, ambos enfrentan desafíos comunes: la gestión del espacio aéreo, la seguridad, la aceptación pública y la infraestructura de carga. Pero el mensaje de esta semana es claro: la pregunta ya no es "si" tendremos vehículos voladores personales, sino "cuán rápido" se integrarán en nuestras vidas. La producción ha comenzado.