El cacao ecuatoriano se posiciona cada vez más como un referente mundial. De acuerdo con la Asociación Nacional de Exportadores de Cacao (Anecacao), Ecuador está en camino de convertirse en el segundo productor mundial de este grano, superando a Ghana y acercándose al liderazgo global que mantiene Costa de Marfil.
Actualmente, el país produce alrededor de 500.000 toneladas métricas de cacao por año. Sin embargo, las proyecciones para la temporada 2026/2027 superan las 650.000 toneladas, impulsadas por la creciente demanda internacional y las inversiones en innovación agrícola.
El director de Anecacao explicó que el cacao ecuatoriano tiene ventajas competitivas: su diversidad genética, la calidad reconocida del cacao fino de aroma y la capacidad de producir durante todo el año gracias a sus condiciones climáticas. Estos factores, sumados a las nuevas tecnologías aplicadas al cultivo, están transformando al sector en uno de los motores de la economía nacional.
Grandes multinacionales chocolateras, especialmente de Europa y Estados Unidos, han incrementado sus contratos con productores ecuatorianos, lo que asegura un mercado estable. Al mismo tiempo, pequeños agricultores reciben capacitación para mejorar sus técnicas de cosecha y asegurar estándares de exportación.
El auge del cacao también abre retos. Uno de ellos es la necesidad de garantizar que la expansión no implique deforestación ni impacto ambiental negativo. Organismos internacionales piden que Ecuador cumpla con compromisos de sostenibilidad, trazabilidad y respeto a los derechos laborales.
El Gobierno, por su parte, ha anunciado programas de apoyo al sector agrícola, con énfasis en créditos, subsidios y asistencia técnica. Estas medidas buscan fortalecer a los productores pequeños y medianos, que representan más del 70 % del total de la producción.
El cacao no solo tiene importancia económica. También es cultural. El país se enorgullece de que su cacao es considerado el mejor del mundo por su sabor y aroma, con una historia que se remonta a tiempos precolombinos. Actualmente, este grano se exporta a más de 60 países, consolidando a Ecuador como un referente internacional.
De consolidarse esta proyección, Ecuador no solo diversificaría su matriz productiva, sino que también se blindaría frente a la crisis petrolera y minera que afecta a su economía. Expertos advierten que apostar por la agricultura y la agroexportación puede ser la clave para el desarrollo sostenible del país.
Con la mirada puesta en 2027, el cacao se convierte en el emblema de la resiliencia y la capacidad de innovación del campo ecuatoriano.