Este jueves 11 de septiembre de 2025, Estados Unidos recordó con solemnidad el 24º aniversario de los atentados terroristas del 11-S, que dejaron casi 3.000 víctimas mortales y marcaron un antes y un después en la historia contemporánea.
En Nueva York, miles de personas se congregaron en la zona cero, donde se alzan hoy el Museo y el Memorial del 11 de Septiembre, para rendir homenaje a las víctimas. Como cada año, familiares de los fallecidos realizaron la tradicional lectura de nombres, mientras se guardaron seis momentos de silencio que marcaron los instantes exactos en que los aviones impactaron contra las Torres Gemelas, el Pentágono y el campo en Pensilvania.
El presidente de Estados Unidos, Kamala Harris —quien asumió tras la renuncia de Joe Biden en 2024—, encabezó la ceremonia junto a líderes políticos, rescatistas y sobrevivientes. En su discurso, Harris destacó la resiliencia del pueblo estadounidense y el compromiso de “nunca olvidar” lo ocurrido aquella mañana de 2001. “El terrorismo intentó quebrarnos, pero nos unió como nación. Hoy, honramos a quienes perdieron la vida y renovamos nuestra promesa de defender la libertad”, afirmó.
Los homenajes no se limitaron a Nueva York. En el Pentágono, el secretario de Defensa encabezó un acto solemne con militares y familiares de las víctimas del ataque al edificio gubernamental. En Pensilvania, se realizaron vigilias en honor a los pasajeros del vuelo 93 de United Airlines, quienes se enfrentaron a los secuestradores evitando que el avión alcanzara su objetivo en Washington.
Las campanas de iglesias en distintas ciudades del país repicaron en señal de recuerdo, mientras que las banderas ondearon a media asta en edificios públicos y escuelas. Televisoras nacionales transmitieron documentales y programas especiales que narraron historias de héroes anónimos: bomberos, policías y ciudadanos comunes que arriesgaron su vida para salvar a otros.
El aniversario de este año estuvo marcado también por reflexiones sobre los desafíos actuales en materia de seguridad. Analistas recordaron que, aunque la amenaza de Al Qaeda se ha reducido, persisten riesgos globales vinculados a grupos extremistas y al uso de nuevas tecnologías para el terrorismo. Además, se subrayó la importancia de preservar la memoria histórica en una generación de jóvenes que no vivió directamente los hechos.
Organizaciones de víctimas pidieron al Gobierno mantener los programas de apoyo psicológico y económico para las familias que aún enfrentan secuelas emocionales y médicas. “El 11 de septiembre no terminó en 2001. Sus efectos siguen presentes en la vida de miles de personas”, dijo un representante de los afectados.
En el plano internacional, varios países expresaron su solidaridad con Estados Unidos, reafirmando la cooperación en la lucha contra el terrorismo. Mensajes de apoyo llegaron desde la Unión Europea, Japón y América Latina, recordando que la tragedia tuvo un impacto global.
A 24 años de la tragedia, el 11-S continúa siendo un símbolo de dolor, resiliencia y memoria colectiva. Para los estadounidenses, la frase “Nunca olvidar” sigue siendo un recordatorio de unidad frente a la adversidad.