El tablero de ajedrez geopolítico ha visto un movimiento financiero de alto impacto que apunta directamente al corazón económico de Rusia. Las sanciones estadounidenses contra las dos mayores petroleras rusas, Rosneft y Lukoil, han entrado en vigor este viernes 21 de noviembre, desatando consecuencias inmediatas en el mercado energético global.
Estas sanciones, anunciadas previamente por el Departamento del Tesoro, son las primeras de gran calibre lanzadas por la administración del presidente Donald Trump contra el Kremlin desde su llegada al poder. El objetivo es claro: reducir la capacidad de Moscú para financiar su guerra en Ucrania, golpeando su principal fuente de ingresos.
Los efectos se han sentido con una velocidad notable, incluso antes de la fecha de entrada en vigor:
- Colapso del Precio del Crudo Urals: El precio del barril del petróleo ruso de referencia, el Urals, se ha desplomado más de un 21% desde el anuncio de las sanciones a finales de octubre. El precio del Urals se situó en $36 USD por barril, creando una brecha de más de $20 USD con el precio del barril de Brent, la mayor diferencia registrada desde 2023.
- Caída de Ingresos: Como resultado directo de la caída del precio, los ingresos semanales de Rusia por exportaciones de crudo han disminuido un 20%, privando a Moscú de una fuente crítica de divisas.
- Refinerías en Asia Bajo Presión: Las sanciones han complicado las exportaciones a socios clave como China e India. Refinerías en ambos países se han visto obligadas a detener o reconsiderar las compras de crudo ruso por temor a ser sancionadas secundariamente por el Tesoro de EE. UU.
- Fuga de Activos: La Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) congeló todos los activos que Rosneft, Lukoil y sus filiales poseían en EE. UU. Además, hay una creciente presión financiera que podría afectar las operaciones de Lukoil en Europa, con países como Hungría y Eslovaquia buscando exenciones o alternativas.
Aunque el presidente ruso, Vladímir Putin, ha descartado públicamente que estas medidas tengan un impacto negativo significativo en su industria petrolera o que lo disuadan de sus objetivos en Ucrania, el Departamento del Tesoro está convencido de que los efectos adversos se intensificarán en los próximos seis meses si las hostilidades no cesan.
El mercado global, por su parte, reaccionó inicialmente con un repunte en los precios del petróleo (el Brent subió más de 5% tras el anuncio inicial) ante los temores de escasez global de suministro, pero el enfoque ahora es en cómo Rusia intentará sortear las restricciones. El futuro del flujo energético mundial pende del desafío que Rusia enfrente para encontrar compradores y mecanismos de pago fuera del alcance de las sanciones occidentales.
