Más de 2.000 vuelos cancelados en las últimas 24 horas debido a la escasez crítica de controladores aéreos. El Senado logra un avance agónico para intentar desbloquear el presupuesto federal.
(Washington D.C., 10 de noviembre de 2025) — La parálisis política en Washington ha dejado de ser un problema meramente burocrático para convertirse en una crisis nacional con efectos devastadores en la vida diaria de los estadounidenses. Este lunes, el cierre parcial del gobierno federal (shutdown) alcanzó la histórica y preocupante marca de 40 días, superando récords anteriores y adentrándose en un territorio desconocido de inestabilidad institucional. La consecuencia más visible y caótica de esta jornada ha sido el colapso virtual del sistema de transporte aéreo en gran parte del país.
La Administración Federal de Aviación (FAA) se ha visto obligada a reducir drásticamente el tráfico aéreo debido a una escasez crítica de personal. Cientos de controladores aéreos y agentes de seguridad de la TSA, quienes han estado trabajando sin recibir sueldo durante más de un mes o han sido puestos en licencia forzada, han comenzado a reportarse enfermos masivamente en una acción de protesta "de facto". El resultado: más de 2.000 vuelos cancelados solo hoy lunes, dejando a decenas de miles de pasajeros varados en aeropuertos principales como Atlanta, Chicago y Nueva York, generando escenas de tensión y desesperación en las terminales.
Mientras el caos reina en los aeropuertos, en el Capitolio se ha producido un pequeño, pero significativo avance. Tras semanas de estancamiento partidista, el Senado logró esta tarde reunir los votos necesarios para una moción de procedimiento que permitiría debatir una ley de gasto provisional de emergencia. Aunque esto no garantiza el fin inmediato del cierre, es la primera señal real de que la presión pública y el colapso de servicios esenciales están forzando a los legisladores a buscar una salida negociada. Sin embargo, la Cámara de Representantes sigue profundamente dividida, con un ala radical que se niega a aprobar cualquier presupuesto que no incluya recortes drásticos en gasto social y política climática.
El impacto económico del cierre ya se calcula en miles de millones de dólares perdidos. Además del sector aéreo, contratistas federales están al borde de la quiebra, los parques nacionales permanecen cerrados afectando al turismo local, y programas de asistencia alimentaria para poblaciones vulnerables están empezando a quedarse sin fondos operativos. Expertos advierten que si el gobierno no reabre antes del fin de semana, la calificación crediticia de Estados Unidos podría sufrir una nueva rebaja, lo que tendría repercusiones inmediatas en los mercados financieros globales, incluido Ecuador.
La nación más poderosa del mundo se encuentra en un punto de inflexión, demostrando la fragilidad de sus instituciones ante la polarización extrema. Los próximos días serán críticos para determinar si prevalece el sentido común político o si el país se hunde más en una crisis autoinfligida de consecuencias impredecibles.
