Quito, 24 de Mayo del 2025
Las políticas migratorias impulsadas durante la administración del expresidente Donald J. Trump continúan generando efectos significativos entre la comunidad estudiantil internacional de las universidades estadounidenses, particularmente en instituciones de élite como Harvard. Un creciente número de estudiantes extranjeros ha manifestado sentimientos de ansiedad, inseguridad e incertidumbre en relación con su permanencia en el país y la estabilidad de su estatus migratorio.
Diversos testimonios recogidos entre 2020 y 2021 reflejan un patrón común: estudiantes provenientes de Asia, América Latina, África y Europa se vieron afectados no solo por los cambios normativos, sino también por el discurso político que caracterizó al gobierno republicano, percibido por muchos como abiertamente hostil hacia la inmigración.
Entre las medidas más controvertidas se encuentra la propuesta del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) de julio de 2020, que buscaba obligar a los estudiantes internacionales a abandonar el país si sus cursos eran impartidos completamente en línea debido a la pandemia de COVID-19. Si bien esta iniciativa fue posteriormente retirada tras una fuerte reacción de universidades como Harvard y el MIT —que interpusieron demandas federales—, su sola propuesta generó un clima de miedo y desconfianza generalizada.
“Era como si nos dijeran que no importábamos”, señaló una estudiante de posgrado de origen indio, quien prefirió mantener el anonimato por temor a represalias. “No sabíamos si debíamos comprar boletos de regreso, si podríamos renovar la visa o si tendríamos que abandonar nuestros estudios en mitad del ciclo académico”.
De acuerdo con datos del Instituto de Educación Internacional (IIE), durante el mandato de Trump se observó una disminución sostenida en las inscripciones de nuevos estudiantes internacionales en universidades estadounidenses, rompiendo una tendencia de crecimiento continuo que se había mantenido por más de una década. En paralelo, varios informes del sector educativo alertaron sobre el daño potencial a la reputación global del sistema universitario estadounidense.
Desde la perspectiva institucional, universidades como Harvard, Stanford y Yale se posicionaron con firmeza en defensa de sus estudiantes internacionales. A través de comunicados públicos, recursos legales y reformas internas, estas casas de estudio intentaron mitigar los efectos de las políticas restrictivas, reafirmando su compromiso con la diversidad global y la inclusión.
Especialistas en migración y educación superior coinciden en que las políticas migratorias no solo afectan la movilidad académica, sino también el ambiente psicosocial de los estudiantes. “Cuando un gobierno envía señales de exclusión, aunque no se materialicen inmediatamente en leyes, el daño simbólico y emocional ya está hecho”, explica la Dra. Laura Sánchez, experta en movilidad internacional y profesora visitante en la Universidad de California, Berkeley.
Actualmente, con nuevas administraciones al frente, se observan esfuerzos por revertir algunas de las medidas más criticadas del periodo anterior. Sin embargo, muchos estudiantes extranjeros aún sienten que su futuro académico y profesional sigue dependiendo de factores externos imprevisibles.
Creditos: ABC Sociedad
