En medio de las protestas, el gobierno ecuatoriano ha desplegado contingentes militares adicionales en Quito, Guayaquil, Ambato y Cuenca, con el fin de reforzar la seguridad durante el paro y el feriado por la Independencia de Guayaquil.
El Ministerio de Defensa confirmó el arribo de más de 800 soldados a la capital. Estos uniformados se suman a los 2.000 efectivos policiales que ya patrullan las calles, especialmente en los alrededores de instituciones públicas, terminales y arterias viales estratégicas.
Temor a la militarización
El despliegue fue justificado por el presidente Daniel Noboa como una medida preventiva ante posibles actos de sabotaje o vandalismo. “El Ecuador no se rendirá ante el caos. Garantizaremos la libre circulación y la seguridad de todos los ciudadanos”, declaró el mandatario en cadena nacional.
Sin embargo, organizaciones de derechos humanos y líderes sociales alertaron sobre una “excesiva militarización” del espacio público. La Alianza de Derechos Humanos del Ecuador denunció la detención arbitraria de manifestantes y el uso de armamento no letal de manera desproporcionada.
Contexto político y feriado
El despliegue coincide con el feriado nacional del 9 de Octubre, lo que genera preocupación entre los quiteños, que temen enfrentamientos en plazas y parques durante las actividades culturales. El Municipio de Quito informó que la Policía Metropolitana, el Cuerpo de Bomberos y la Agencia de Control trabajarán bajo un plan especial de contingencia.
Por su parte, el ministro de Defensa, Gian Carlo Loffredo, afirmó que los operativos se mantendrán “el tiempo que sea necesario para garantizar la tranquilidad ciudadana”. Las fuerzas militares han instalado retenes en los ingresos a la ciudad, especialmente en la autopista General Rumiñahui y la Panamericana Sur.
La medida refleja la creciente tensión entre el Ejecutivo y los movimientos sociales, en un escenario donde la estabilidad política del país se encuentra en una cuerda floja.