NUEVA YORK, 22 de octubre de 2025 – El corazón turístico y comercial de Manhattan se convirtió hoy en un escenario de caos, ira y enfrentamientos, después de que decenas de agentes federales del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) llevaran a cabo una sorpresiva redada a gran escala en Chinatown, dirigida contra vendedores ambulantes.
El operativo, descrito por testigos como la "primera gran redada en las calles de Nueva York" de este tipo en años, comenzó por la tarde en la concurrida Canal Street. Más de dos docenas de agentes federales, muchos de ellos enmascarados y con equipo táctico, descendieron sobre el área, que es un conocido centro de comercio informal.
Según los informes y videos que circularon rápidamente en redes sociales, la acción de ICE se centró específicamente en vendedores ambulantes. Fuentes en el lugar y reportes de activistas señalaron que los agentes parecían estar buscando específicamente a "vendedores ambulantes afrodescendientes", lo que añadió un componente de tensión racial a la ya volátil situación.
La redada no fue silenciosa. La presencia masiva de agentes provocó una reacción inmediata de transeúntes y comerciantes locales. Se reportaron varios arrestos de vendedores, lo que desató la furia de la multitud. La situación escaló rápidamente de una redada a un "enfrentamiento callejero", con ciudadanos gritando e interponiéndose entre los agentes y los detenidos.
El caos se intensificó cuando grupos de activistas por los derechos de los inmigrantes, alertados de la situación, se unieron a los transeúntes. La protesta se volvió móvil: la multitud enfurecida siguió a los vehículos federales y a los agentes a pie hasta las oficinas de ICE en el bajo Manhattan.
Una vez frente al edificio federal, los manifestantes bloquearon el tráfico y corearon consignas contra la "militarización" de la ciudad y las tácticas de la agencia, a la que acusaron de ensañarse con trabajadores vulnerables en lugar de enfocarse en amenazas reales. "Es la Migra militarizada", gritaba un activista a un medio local.
La redada representa una escalada significativa en la aplicación de la ley de inmigración en las calles de Nueva York, una autoproclamada "ciudad santuario". La acción ha sido condenada por políticos locales y organizaciones de derechos civiles, quienes la ven como una táctica de intimidación desproporcionada. La operación ha dejado a la comunidad de Chinatown en estado de shock y ha reavivado el feroz debate sobre el papel de ICE en las ciudades que han limitado su cooperación con las autoridades federales de inmigración.