El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (ONU) aprobó el despliegue de una nueva fuerza internacional multinacional en Haití, con el objetivo de restablecer el orden y enfrentar la grave crisis de violencia que asola al país caribeño.
La decisión llega en medio de una situación desesperada: las pandillas controlan cerca del 80% de la capital, Puerto Príncipe, y la vida cotidiana se ha convertido en una lucha por la supervivencia.
La resolución fue presentada por Estados Unidos y Ecuador y obtuvo el respaldo de 13 países miembros del Consejo, con la abstención de Rusia y China. La fuerza será liderada por Kenia, nación que ya ha confirmado el envío de al menos 1.000 policías especializados, con apoyo logístico de Canadá y Estados Unidos.
🔥 Un país tomado por el caos
Haití vive una de sus peores crisis políticas y humanitarias en décadas. Tras el asesinato del presidente Jovenel Moïse en 2021, el país quedó sumido en un vacío de poder que ha favorecido el crecimiento de grupos armados.
Estas bandas controlan barrios enteros, carreteras y puertos, extorsionando, secuestrando y asesinando con total impunidad.
Según cifras de la ONU, más de 4.500 personas han muerto en lo que va del año, y cerca de 200.000 han tenido que abandonar sus hogares.
Las escuelas están cerradas, los hospitales apenas funcionan y el hambre se ha vuelto parte del día a día. El Programa Mundial de Alimentos (PMA) advierte que uno de cada dos haitianos padece inseguridad alimentaria severa, mientras que la OMS ha alertado sobre el resurgimiento del cólera, que ya ha causado decenas de muertes.
⚖️ La misión internacional: objetivos y desafíos
La nueva fuerza, oficialmente denominada Misión Multinacional de Apoyo a la Seguridad en Haití (MSS), tiene como mandato respaldar a la Policía Nacional Haitiana (PNH) en la restauración del orden, la protección de infraestructuras críticas y la liberación de zonas tomadas por las pandillas.
Su duración inicial será de 12 meses, aunque podría extenderse según las condiciones sobre el terreno.
El secretario general de la ONU, António Guterres, afirmó que esta misión “no sustituye al Estado haitiano, sino que busca darle tiempo para reconstruir sus instituciones y devolverle al pueblo su derecho a vivir sin miedo”.
No obstante, el despliegue enfrenta desafíos considerables: Haití ha tenido malas experiencias con misiones internacionales previas —como la MINUSTAH—, acusadas de abusos sexuales y contagio de epidemias durante su estancia entre 2004 y 2017.
Por ello, organismos de derechos humanos han exigido mecanismos de control y rendición de cuentas estrictos para evitar la repetición de errores del pasado.
🗣️ Reacciones y divisiones internas
El primer ministro Ariel Henry, quien gobierna de forma interina, celebró la resolución como “una victoria para el pueblo haitiano”, asegurando que el país “no puede enfrentar solo el monstruo de la violencia”.
Sin embargo, parte de la población y de la sociedad civil mira con escepticismo la llegada de tropas extranjeras.
“Cada vez que vienen fuerzas internacionales, se van y nos dejan igual o peor”, expresó Marie Claude Jean, líder comunitaria de Cité Soleil, uno de los barrios más afectados.
El sociólogo haitiano James Dorcelus analizó que el apoyo internacional debe ir más allá del ámbito militar: “Sin inversión social, sin justicia y sin empleo, ninguna misión traerá paz duradera”.
💔 Una tragedia prolongada
El colapso institucional y el empobrecimiento estructural han convertido a Haití en el país más pobre del hemisferio occidental. La corrupción, la falta de gobernabilidad y los desastres naturales han dejado cicatrices profundas que aún sangran.
Los secuestros, violaciones y asesinatos son parte de la cotidianidad. Las pandillas, algunas con vínculos políticos, han establecido sus propios sistemas de control local, cobrando impuestos ilegales y dictando castigos.
Mientras tanto, miles de haitianos intentan escapar del país a través de peligrosas rutas marítimas hacia República Dominicana, Bahamas o Estados Unidos, en lo que se considera una de las mayores olas migratorias del Caribe en los últimos años.
✨ Un rayo de esperanza
Pese al caos, hay señales de esperanza. Organizaciones locales, iglesias y colectivos juveniles continúan promoviendo proyectos educativos y comunitarios en medio de la adversidad.
La ONU insiste en que la nueva fuerza debe ir acompañada de un plan político y de reconstrucción nacional, con elecciones libres y un compromiso firme contra la impunidad.
El futuro de Haití dependerá de que esta intervención logre romper el ciclo de violencia sin repetir los errores del pasado, dando paso a una verdadera reconstrucción del Estado y la sociedad.