Europa vivió este 11 de septiembre de 2025 un nuevo episodio de tensión militar luego de que varios drones rusos incursionaran en el espacio aéreo de Polonia, país miembro de la OTAN. El gobierno polaco confirmó la violación aérea y calificó el hecho como una provocación directa en el contexto de la guerra en Ucrania.
El Ministerio de Defensa de Polonia informó que las aeronaves no tripuladas sobrevolaron zonas rurales al este del país durante la madrugada, antes de ser interceptadas por la fuerza aérea polaca. Aunque no se reportaron víctimas ni daños materiales, la incursión provocó alarma inmediata entre la población y reavivó el debate sobre la seguridad fronteriza.
La Unión Europea condenó la acción de manera categórica, señalando que constituye un acto “agresivo e imprudente” por parte de Moscú. Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, declaró que la soberanía de los Estados miembros es “línea roja” y anunció que se coordinarán medidas de respuesta.
El primer ministro polaco, Donald Tusk, afirmó que solicitará una reunión de emergencia del Consejo de Seguridad de la ONU, además de pedir a la OTAN fortalecer los sistemas de defensa aérea en Europa del Este. “No permitiremos que Polonia se convierta en un laboratorio de provocaciones militares”, expresó en un discurso transmitido en cadena nacional.
La OTAN, por su parte, activó sus protocolos de vigilancia aérea y reiteró que cualquier ataque directo contra Polonia sería considerado un ataque a toda la alianza. Analistas militares señalaron que este tipo de incidentes busca poner a prueba la capacidad de respuesta de la OTAN sin escalar hacia un conflicto directo.
Rusia, en contraste, negó las acusaciones y sostuvo que los drones eran parte de una operación contra objetivos en Ucrania y que el ingreso a territorio polaco habría sido “accidental”. No obstante, especialistas advierten que Moscú podría estar utilizando este tipo de maniobras para medir la reacción internacional.
En Varsovia, cientos de ciudadanos salieron a manifestarse frente a la embajada rusa, exigiendo mano dura y apoyo internacional. La población vive con el temor de que su país pueda ser arrastrado a una escalada bélica de mayor envergadura.
El incidente ocurre en un momento delicado, con la guerra en Ucrania prolongándose por más de tres años y con señales de estancamiento en el frente militar. La violación del espacio aéreo polaco aumenta la presión sobre la comunidad internacional y alimenta el debate sobre la necesidad de establecer una zona de exclusión aérea en la región.
Mientras tanto, el Consejo Europeo convocó a una reunión extraordinaria para evaluar sanciones adicionales contra Rusia. El incidente reafirma que la estabilidad en Europa sigue en jaque y que la guerra, lejos de resolverse, amenaza con expandirse más allá de las fronteras ucranianas.