El nuevo mandatario enfrenta el desafío de unificar un país polarizado y reactivar una economía golpeada por la escasez de divisas y la caída de la producción de gas.
(La Paz, 10 de noviembre de 2025) — Bolivia amaneció hoy bajo una nueva dirección política, marcando el fin de un ciclo histórico de dos décadas dominado por el Movimiento al Socialismo (MAS). Rodrigo Paz Pereira, líder de la coalición centrista que logró la victoria en las pasadas elecciones generales, asumió oficialmente la presidencia del Estado Plurinacional en una ceremonia cargada de simbolismo y expectativas en la Plaza Murillo de La Paz. Su llegada al poder representa un giro significativo en la política boliviana y reconfigura el mapa ideológico de la región andina.
En su primer discurso a la nación, el presidente Paz hizo un llamado urgente a la "reconciliación nacional", reconociendo la profunda fractura social y política que atraviesa el país. "Hoy no celebramos la victoria de un partido sobre otro, sino el inicio de una etapa donde todos los bolivianos, sin importar su color político o su origen, vuelvan a sentirse parte de un mismo proyecto de futuro", afirmó el mandatario ante una multitud que mezclaba banderas tricolores con la wiphala, en un gesto de integración buscado por el nuevo gobierno.
Los desafíos que hereda la nueva administración son monumentales. En el frente económico, Bolivia atraviesa una crisis severa marcada por la escasez de dólares, el desabastecimiento intermitente de combustibles y una caída dramática en la producción de gas natural, que durante años fue el motor de su economía. Paz anunció un plan de choque inmediato que incluye la búsqueda de financiamiento internacional, la flexibilización de ciertas regulaciones para atraer inversión extranjera en el sector del litio y un programa de austeridad en el gasto público no esencial.
En el ámbito internacional, el nuevo gobierno ya ha dado señales claras de un realineamiento. Además de la rápida reunión con el presidente de Ecuador, se espera que en los próximos días anuncie el restablecimiento pleno de relaciones diplomáticas con países con los que el gobierno anterior mantuvo tensiones. Sin embargo, Paz ha asegurado que mantendrá una política de "puertas abiertas" con todos los socios comerciales, incluyendo a China y Rusia, buscando un equilibrio pragmático que beneficie los intereses nacionales.
La transición no será sencilla. El MAS, aunque dividido y ahora en la oposición, conserva una fuerza considerable en la Asamblea Legislativa Plurinacional y en los movimientos sociales, lo que podría traducirse en una gobernabilidad compleja si no se logran consensos mínimos. Los primeros 100 días de Rodrigo Paz serán cruciales para demostrar si su promesa de cambio y unidad puede traducirse en estabilidad real para Bolivia.