Fecha: sábado, 27 de septiembre de 2025
Irán anunció este sábado el
retiro “para consultas” de sus embajadores en
Alemania, Francia y Reino Unido, en respuesta a la activación del mecanismo que
reimpone las sanciones de la ONU por su programa nuclear. La decisión se conoció pocas horas después de que fracasara en el
Consejo de Seguridad una iniciativa de
Rusia y China para
aplazar ese restablecimiento: su borrador sólo logró cuatro apoyos en el órgano de 15 miembros, con lo cual se despejó el camino para el llamado
“snapback” (reactivación automática) de las medidas.
De acuerdo con la cronología oficial, la
“E3” europea (Londres, París y Berlín) había
disparado el mecanismo hace 30 días, alegando incumplimientos iraníes al
acuerdo nuclear de 2015. Ese conteo culmina
a las 20:00 del sábado (EDT) / 00:00 GMT del domingo, momento en el que las
sanciones del Consejo de Seguridad vuelven a estar vigentes. Entre sus efectos se incluyen el
embargo de armas, la
prohibición de enriquecer y reprocesar uranio, y restricciones a
misiles balísticos capaces de portar ojivas nucleares, además de
vetos de viaje y
congelamientos de activos a decenas de individuos y entidades. La
UE prepara el restablecimiento de sus medidas propias en los
próximos días.
La reacción en Teherán tuvo dos planos. En el
diplomático, la Cancillería confirmó la
llamada a consultas de los embajadores ante el
Reino Unido, Francia y Alemania, un gesto que eleva la tensión con los principales promotores del “snapback”. En el
político, el presidente
Masoud Pezeshkian trató de
enfriar el dramatismo del momento —“no es que se caiga el cielo”, dijo— y subrayó que
Irán no abandonará el Tratado de No Proliferación (TNP), aunque advirtió que responderá con firmeza a lo que considera una decisión injusta. En paralelo, el
rial marcó
un nuevo mínimo histórico frente al dólar por temor a mayores costos financieros y comerciales.
Para entender el alcance, conviene recordar que el JCPOA (siglas en inglés del acuerdo de 2015) levantó sanciones a cambio de límites estrictos a las actividades nucleares iraníes bajo verificación del OIEA. Esa arquitectura se deterioró tras la retirada de EE. UU. en 2018 y la restauración de sanciones unilaterales de Washington, a lo que siguieron medidas compensatorias iraníes (aumento de niveles de enriquecimiento, ampliación de stock y centrifugadoras avanzadas). El “snapback” ahora repone el andamiaje multilateral que quedó suspendido con el pacto.
En el tablero internacional,
Rusia y
China califican la reactivación como
“ilegal” y presionan al Secretario General de la ONU para que
no la reconozca; sin embargo, la
E3 sostiene que
cumplió el procedimiento y que el objetivo es
forzar un retorno verificable a los límites nucleares. A su vez,
Teherán acusa a europeos y estadounidenses de utilizar el régimen de sanciones como
palanca política y afirma haber presentado
propuestas para mantener abierta la vía diplomática —propuestas que, según las capitales europeas, no mostraron avances suficientes.
El impacto
económico inmediato es ambiguo. Por un lado,
muchas de estas restricciones ya existían de facto vía sanciones unilaterales de EE. UU., que han
castigado exportaciones de crudo iraní y el acceso a
banca y seguros marítimos; por otro, el sello
multilateral de la ONU aumenta el
riesgo de cumplimiento para navieras, bancos y reaseguradoras globales, encareciendo operaciones incluso con
terceros países. La nueva incertidumbre se refleja en la
depreciación del rial y en mayores
primas de riesgo para comercio y financiamiento.
En el plano
regional, la noticia llega con el
conflicto en Gaza sin resolver y con una
retórica endurecida. En su discurso ante la ONU, el primer ministro israelí
Benjamín Netanyahu instó a
no demorar la reimposición y dejó entrever que
Israel volvería a actuar contra instalaciones estratégicas iraníes si lo considerase necesario. Ese mensaje, sumado al aniversario de la muerte del líder de Hezbolá, mantiene alta la
percepción de escalada desde Líbano hasta el Golfo.
¿Qué mirar a partir de ahora?
- Implementación y cumplimiento: cómo aplican las capitales el embargo de armas y las prohibiciones nucleares, y si hay excepciones humanitarias claras. 2) Señales del OIEA: el grado de acceso a instalaciones y la situación de materiales tras los ataques referidos por Irán. 3) Mercado petrolero: posibles desvíos de crudo iraní, capacidad de interdicción y respuesta de grandes compradores asiáticos. 4) Diplomacia: si el E3 y EE. UU. ofrecen incentivos (o alivios temporales) para encauzar una negociación más amplia sobre nuclear, misiles y región.
Conclusión. La llamada a consultas y el regreso del andamiaje sancionatorio de la ONU marcan un punto de inflexión. Lejos de clausurar la vía política, el “snapback” abre un tramo de alta presión donde cada gesto —inspecciones, límites técnicos, retórica— puede acercar o alejar una salida negociada que rebaje el riesgo de escalada en Medio Oriente