Quito, 14 de septiembre del 2025.
Venezuela envía mensaje firme a sus vecinos en medio de tensiones regionales.
El Gobierno de Venezuela emitió en las últimas horas un pronunciamiento oficial en el que advirtió a Guyana y a Trinidad y Tobago sobre las consecuencias de cualquier acción hostil contra su territorio. El mensaje, difundido por la Cancillería venezolana, subraya que Caracas mantiene su voluntad de diálogo y paz en la región, pero al mismo tiempo deja en claro que no permitirá actos de provocación que vulneren su soberanía.
La advertencia llega en un momento marcado por la tensión regional debido a las disputas limítrofes, especialmente en torno al territorio del Esequibo, zona en reclamación entre Venezuela y Guyana. A ello se suman recientes acuerdos energéticos entre Georgetown y empresas internacionales, los cuales Caracas ha catalogado como ilegítimos mientras persista el diferendo territorial.
Posición venezolana
En su comunicado, Venezuela recalcó que la defensa de la soberanía es un principio inquebrantable. El gobierno del presidente Nicolás Maduro señaló que cualquier amenaza proveniente de países vecinos o de potencias extranjeras que busquen intervenir en el diferendo territorial recibirá una respuesta “contundente y proporcional”.
Además, se insistió en que Venezuela no busca confrontaciones bélicas, sino mecanismos pacíficos de resolución, siempre en el marco del Acuerdo de Ginebra de 1966. Sin embargo, el Ejecutivo enfatizó que no permitirá que terceros actores, bajo pretextos de cooperación militar o energética, utilicen a Guyana o Trinidad y Tobago como plataforma para acciones que puedan poner en riesgo la estabilidad de sus fronteras.
El papel de Guyana
Guyana, por su parte, ha intensificado sus vínculos diplomáticos y económicos con Estados Unidos y compañías petroleras extranjeras, particularmente tras el descubrimiento de importantes yacimientos de crudo en aguas en disputa. Estos movimientos han generado preocupación en Caracas, que interpreta tales alianzas como un intento de consolidar control sobre un territorio cuya soberanía aún está en litigio.
El gobierno guyanés ha defendido su derecho a suscribir acuerdos con empresas internacionales, mientras que Venezuela insiste en que esas decisiones desconocen los compromisos internacionales previos y podrían incrementar la tensión.
Trinidad y Tobago en el escenario
La mención a Trinidad y Tobago en la advertencia venezolana responde a la cercanía geográfica y a la cooperación energética que ese país mantiene tanto con Guyana como con otras potencias extranjeras. Caracas recordó que cualquier alianza militar o estratégica que atente contra sus intereses será evaluada como una amenaza directa. No obstante, fuentes diplomáticas subrayan que Venezuela mantiene abiertos los canales de comunicación con Puerto España y ha reiterado su disposición a fortalecer la cooperación en temas como energía, comercio y migración, siempre bajo el respeto mutuo.
Reacciones internacionales
El pronunciamiento venezolano generó reacciones inmediatas en la región. Analistas internacionales destacan que el mensaje busca enviar una señal preventiva frente a posibles movimientos militares o acuerdos estratégicos que puedan interpretarse como hostiles. La Comunidad del Caribe (Caricom) y la Organización de Estados Americanos (OEA) han manifestado en ocasiones anteriores su interés en que la controversia se resuelva pacíficamente, evitando un aumento de la tensión.
Estados Unidos, que ha mostrado respaldo al gobierno guyanés, sigue de cerca los acontecimientos, mientras que potencias como Brasil mantienen su postura de neutralidad, instando al diálogo y a la no intervención.
Panorama regional
La advertencia de Venezuela refleja un clima geopolítico cada vez más sensible en el Caribe y América del Sur, donde las disputas territoriales, la explotación de recursos energéticos y las alianzas militares tienen un impacto directo en la estabilidad. Aunque Caracas insiste en que su postura no es de agresión, su mensaje deja claro que no tolerará provocaciones.
La situación abre un nuevo capítulo en la relación de Venezuela con sus vecinos, marcada por una mezcla de diplomacia y firmeza militar. Observadores señalan que el desenlace dependerá de la capacidad de las partes para retomar canales efectivos de diálogo y de la disposición internacional para mediar sin imponer condiciones externas.