El Radar que Destapó un Secreto de la Guerra Fría
El redescubrimiento de Camp Century no fue una misión de espionaje, sino un subproducto de la investigación climática. Científicos del Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL) de la NASA sobrevolaban el interior de Groenlandia como parte de la Operación IceBridge, utilizando un sofisticado radar de penetración terrestre (UAVSAR). Este instrumento es capaz de mapear el terreno rocoso bajo kilómetros de hielo.
Durante un escaneo de rutina, el radar detectó anomalías estructurales a unos 30 a 35 metros de profundidad. Las imágenes generadas revelaron una inconfundible red artificial de túneles interconectados, estructuras prefabricadas y grandes espacios vacíos, coincidiendo con la ubicación y las dimensiones reportadas de la base. La confirmación de estas coordenadas bajo el hielo, realizada casi seis décadas después de su abandono, transformó una leyenda histórica en una urgente realidad ambiental.
Un Legado Tecnológico Bajo Cero
Camp Century fue construida en 1959 por el Cuerpo de Ingenieros del Ejército de EE. UU. como una instalación de prueba para el ambicioso y secreto Proyecto Iceworm (Gusano de Hielo). La base, que era autosuficiente y podía albergar hasta 200 soldados, estaba diseñada para ser un modelo de supervivencia y funcionalidad extrema. Contaba con cine, biblioteca, comedor y una red de túneles cavados con zanjadoras y techados con arcos de acero para soportar la presión del hielo.
Su avance tecnológico más notable fue el PM-2A, un reactor nuclear portátil que la convirtió en la primera instalación remota en el mundo en ser alimentada por energía atómica. Aunque públicamente se presentó como una estación de investigación ártica (y de hecho, proporcionó valiosos núcleos de hielo), su misión principal era militar: la Gran Mentira del Ártico era una cortina de humo para ocultar el Proyecto Iceworm.
🚀 Proyecto Iceworm: La Estrategia Nuclear Subterránea
El verdadero propósito de la base era actuar como un prototipo para la "ciudad subterránea" que albergaría el arsenal nuclear estadounidense en el Ártico.
El Proyecto Iceworm contemplaba la creación de una vasta red de más de 4,000 kilómetros de túneles bajo el hielo. En estos túneles, se planeaba instalar cientos de misiles balísticos intercontinentales (ICBM). La estrategia era aprovechar el aislamiento y el secreto que ofrecía el casquete polar de Groenlandia para proteger estos misiles de un primer ataque nuclear por parte de la Unión Soviética, garantizando así una capacidad de segundo ataque o represalia.
Sin embargo, a pesar de la ingeniería innovadora, el proyecto fue inviable. Los ingenieros descubrieron que la capa de hielo, lejos de ser una plataforma estable, fluía y se movía constantemente, lo que deformaba y colapsaba los túneles. Para 1967, Camp Century fue desmantelada y abandonada.
⚠️ La Crisis Ambiental: Un Legado Tóxico que Vuelve a la Superficie
Cuando el Ejército se retiró, lo hizo bajo la premisa de que las nevadas perpetuas sepultarían para siempre la base y sus desechos. Esta suposición ha demostrado ser errónea, y hoy representa un grave peligro.
El rápido deshielo provocado por el cambio climático global ha hecho que la base, que fue enterrada en el hielo, esté ahora peligrosamente cerca de la capa de nieve que se derrite en verano. Los científicos proyectan que, si las tendencias de calentamiento continúan, el hielo que encapsula el sitio se derretirá completamente entre 2070 y 2090.
Los residuos que se liberarán son de alto riesgo:
- Residuos Radioactivos: Aunque el reactor PM-2A fue removido, se estima que quedaron residuos de bajo nivel del funcionamiento del reactor, incluyendo refrigerante radiactivo y restos contaminados.
- Desechos Químicos: Más de 200,000 litros de combustible diésel y grandes cantidades de aguas residuales sin tratar, PCB (químicos tóxicos) y otros metales pesados.
Implicaciones Geopolíticas
El descubrimiento transforma un asunto militar histórico en una urgente crisis medioambiental de responsabilidad transnacional. Los desechos fueron abandonados en territorio danés (Groenlandia es un territorio autónomo bajo soberanía danesa) por Estados Unidos. El dilema es quién debe pagar y ejecutar la costosa y peligrosa tarea de limpiar un sitio que ahora representa un riesgo de contaminación química y radiactiva para el ecosistema ártico y las poblaciones locales.
El redescubrimiento de Camp Century por la NASA sirve como un potente recordatorio de cómo las decisiones militares secretas de la Guerra Fría están siendo desenterradas y redefinidas como problemas de seguridad ambiental en la era del calentamiento global.
