La situación de seguridad en Ecuador, particularmente en las zonas consideradas de alta criticidad como el cantón Durán y la ciudad de Guayaquil, continúa siendo el foco de la agenda nacional. La respuesta del Estado se ha materializado en la intensificación de operativos conjuntos entre las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional, buscando retomar el control territorial frente a la persistencia de grupos de delincuencia organizada y la alta tasa de violencia que afecta a la población.
Durán, considerada una de las ciudades más peligrosas de la región y un punto estratégico para el narcotráfico y el crimen organizado debido a su ubicación colindante con Guayaquil y su acceso logístico, ha sido escenario de un despliegue militar sin precedentes. Los reportes indican que los operativos se centran en la desarticulación de bandas, la incautación de armas y drogas, y la captura de cabecillas. La presencia constante de las fuerzas del orden busca desalentar los enfrentamientos armados y las extorsiones, que se han convertido en la principal preocupación de los habitantes y comerciantes. Las acciones incluyen patrullajes mixtos, allanamientos en zonas identificadas como reductos criminales y el control de vías de acceso para restringir el movimiento de mercancías ilícitas. Pese a los esfuerzos, la complejidad de la estructura criminal en Durán exige una estrategia a largo plazo que combine la fuerza pública con inversión social.
En Guayaquil, el Puerto Principal, los operativos se han concentrado en puntos críticos como el Distrito 8 de Octubre, el Guasmo y el centro de la ciudad, donde se registra una alta incidencia de sicariato y robos. La estrategia en Guayaquil también incluye controles de armas y municiones, requisas en cárceles y un aumento de la vigilancia en los puertos, vitales para el comercio exterior y, lamentablemente, también para el tráfico internacional de drogas. El Gobierno ha destacado la importancia de mantener el estado de excepción o las medidas de emergencia para dar sustento legal a la participación de los militares en funciones de seguridad interna. La población, aunque agradece la presencia de las Fuerzas Armadas, clama por resultados sostenibles que se traduzcan en una disminución real de las muertes violentas y un regreso a la normalidad en las actividades diarias. La coordinación efectiva entre las instituciones es clave para evitar el efecto "globo", donde el crimen simplemente se traslada a zonas menos vigiladas.
