Quito, 11 de noviembre de 2025 - A solo cinco días de la cita en las urnas, Ecuador ha entrado de lleno en la última y decisiva semana de campaña por el referéndum y consulta popular del próximo domingo. En un ambiente de alta polarización política, el "Sí" y el "No" miden fuerzas en las calles y medios de comunicación, buscando captar el voto de un electorado que aún se muestra indeciso ante la complejidad de las preguntas planteadas.
La consulta, impulsada por el Ejecutivo, es vista por el Gobierno como una herramienta indispensable para consolidar sus políticas de seguridad, reactivación económica y reforma institucional. Para la oposición, sin embargo, representa una "maniobra" para concentrar poder y un riesgo para la soberanía nacional.
El Consejo Nacional Electoral (CNE) ha confirmado que todo el material electoral ya se encuentra distribuido en las provincias más alejadas y en el exterior, y que los sistemas de conteo rápido y transmisión de actas han superado las pruebas de estrés. Se espera una jornada intensa este domingo, con más de 13 millones de ecuatorianos convocados a votar.
Los Ejes de la Batalla: Asamblea, Bases Militares y Partidos
Aunque la consulta abarca diversos temas, tres preguntas han centrado la totalidad del debate público, dividiendo opiniones entre expertos constitucionalistas y líderes políticos.
La primera, y quizás la más polémica, es la autorización para la instalación de una Asamblea Constituyente para reformar parcialmente la Constitución de Montecristi. El Gobierno argumenta que es la única vía para realizar cambios estructurales que el país necesita urgentemente, especialmente en materia de justicia y estructura del Estado, que la Asamblea Nacional actual "bloquea". La oposición, por su parte, ha levantado la alarma, asegurando que una Constituyente es una "caja de Pandora" que podría ser utilizada para alterar los períodos presidenciales y debilitar la fiscalización.
El segundo punto álgido es la pregunta sobre la permisión de bases militares extranjeras en territorio ecuatoriano, bajo el argumento de "cooperación en la lucha contra el narcotráfico". El Ejecutivo defiende que no se trata de "bases" en el sentido tradicional, sino de "puestos de avanzada" temporales y controlados por Ecuador, que permitirían una mejor logística e inteligencia, principalmente con Estados Unidos. Los detractores, amparados en el artículo 5 de la Constitución que prohíbe el establecimiento de bases extranjeras, lo califican como una "entrega de la soberanía" y un riesgo de involucrar al país en conflictos ajenos.
Finalmente, la propuesta de modificar la financiación de los partidos políticos, reduciendo el aporte estatal y aumentando los controles sobre el financiamiento privado, también genera debate. Mientras los proponentes del "Sí" lo ven como una medida de austeridad necesaria y una forma de combatir la corrupción en la política, los partidos más pequeños y movimientos sociales alertan que esto debilitaría la democracia, entregando la ventaja a los grandes bloques económicos que pueden financiar sus propias campañas.
A medida que se acerca el silencio electoral, la campaña se intensifica. El Gobierno quema sus últimos cartuchos pidiendo un "Sí rotundo" para tener gobernabilidad, mientras que una fragmentada pero ruidosa oposición pide un "No" para "defender la democracia y la soberanía". La decisión final recae en los ciudadanos, quienes definirán el rumbo del país para los próximos años.
